Queratocono
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El queratocono (del gr. κÎρατος—, "cuerno", "córnea"; y κῶνος, "cono") es una condición no habitual, en la cual la córnea (la parte transparente en la cara anterior del ojo), está anormalmente adelgazada y protruye hacia adelante.
Queratocono literalmente significa una córnea en forma de cono.
Historia
En una disertación doctoral de 1748, un oftalmólogo alemán llamado Burchard Mauchart proveyó una descripción temprana de un caso de queratocono, al que denominó staphyloma diaphanum.
Sin embargo, no fue hasta 1854 cuando el médico británico John Nottingham describió con claridad este fenómeno y lo distinguió de otras estasis de la córnea. Nottingham reportó los casos de "córnea cónica" que había observado, y describió varias de las características clásicas de la enfermedad, incluyendo poliopía, debilidad de la córnea, y dificultad para encontrar lentes correctivas apropiadas para el paciente.
En 1859 el cirujano británico William Bowman usó un oftalmoscopio (recientemente inventado por el médico y físico alemán Hermann von Helmholtz) para diagnosticar el queratocono y describió cómo graduar el ángulo en el espejo del instrumento para ver de la mejor manera la forma cónica de la córnea.
Bowman también intentó restaurar la visión tirando del iris con un fino gancho insertado a través de la córnea y estirando la pupila en una hendidura estenopeica vertical.
Síntomas
En la mayoría de los casos, las personas con queratocono temprano notan visión ligeramente borrosa y consultan al médico en busca de lentes correctivas para leer o conducir. En los estudios iniciales, los síntomas del queratocono no son, por lo general, muy diferentes de aquellos que caracterizan cualquier defecto de refracción ordinario. A medida que la enfermedad progresa, la visión se deteriora, a veces rápidamente. La agudeza visual empeora cualquiera sea la distancia, y la visión nocturna suele ser más bien pobre. En algunos individuos la visión en uno de los ojos es marcadamente peor que en el otro. Algunos desarrollan fotofobia (hipersensibilidad a la luz), fatiga ocular por desviar la mirada para poder leer, o picazón en el ojo. Alternativamente, puede suceder que la sensación de dolor sea leve o inexistente.
La visión borrosa y distorsión de las imágenes, son los primeros síntomas, que aparecen normalmente al final de la primera década y a principios de la segunda. La enfermedad a menudo progresará lentamente durante 10 ó 20 años, tras los cuales se detendrá. En los primeros estudios, la visión puede estar sólo ligeramente afectada, causando deslumbramiento, sensibilidad a la luz, irritación.
Cada ojo puede estar afectado aunque el grado evolutivo puede ser diferente. La córnea se va adelgazando y deformando ocasionando un astigmatismo cada vez más elevado que no puede ser tratado mediante gafas. Esta circunstancia es uno de los puntos clave para sospechar un queratocono incipiente.
Causas
A pesar de las continuas investigaciones en este campo, todavía no se conoce la causa que lo produce. Mientras algunos expertos lo consideran hereditario, otros aseguran que no es una enfermedad hereditaria; estos indican que la probabilidad de queratocono en consanguinidad es de 1 a 10. Esta enfermedad ocurre en 1 de cada 2.000 individuos.
El frotamiento vigoroso del ojo es un factor que empeora el queratocono. No causa queratocono, pero puede empeorar la enfermedad. Los pacientes deben ser avisados sobre el riesgo de frotarse los ojos y de preferencia usar colirios para evitar la sensación de hormigueo en los ojos.
Tratamiento
Los casos poco severos son tratados con éxito con lentes de contacto especialmente diseñadas para esta afección. Cuando la visión no se restablece con lentes de contacto, hay que plantear la cirugía, normalmente un trasplante de córnea. Se han probado otras técnicas quirúrgicas como la termoqueratoplastia, o la adición de tejido corneal (epiqueratofaquia).
Actualmente están disponibles los anillos corneales (en EE. UU.: Intacs; en Brasil: anillos de Ferrara o Keraring). Éstos representan una solución intermediaria antes del trasplante de córnea.
Recientemente se ha comenzado a utilizar la técnica de Cross linking que consiste en la combinación de radiación ultravioleta con sustancias fotosensibilizantes (Riboflavina). Esta técnica pretende aumentar la estabilidad biomecanica corneal con el objetivo de evitar el trasplante córneal.
Cuando la visión se reduce y no mejora con gafas o lentillas es necesario recurrir al trasplante corneal. Esta cirugía presenta una eficacia elevada, pero no está exenta de riesgos, especialmente los que se relacionan con el rechazo inmunológico del injerto donante.